La
alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, anunció
el martes 24 de septiembre
que el Ayuntamiento trabaja en la puesta en marcha de un Plan de
Mejora Estética y Modernización de las terrazas que se
materializará en una nueva ordenanza de OVP, la cual se prevé
aprobar en los próximos meses. Con esta iniciativa se pretende
mejorar la imagen de estas zonas comerciales, conjugando los
intereses de los establecimientos con los de peatones y vecinos,
armonizando los espacios con el resto de la ciudad y dotándolos de
mayor luminosidad y belleza estética.
La
regidora anunció que, para posibilitar la progresiva adaptación de
las terrazas una vez se apruebe la nueva ordenanza, y teniendo en
cuenta las especiales dificultades del momento actual, se establecerá
un plazo de tres años y se incentivará a los comercios con ayudas
que se sumarán a la subvención del 30% de la que disfrutan los
empadronados.
“En
Fuengirola hemos avanzado como ciudad en muchos aspectos y
ordenanzas, pero las terrazas se habían quedado sin revisar. Es una
opinión personal y también cualificada después de consultar con
diseñadores estéticos, con técnicos del sector en otros
ayuntamientos y sobre todo de ver en otras ciudades de España y
Europa cómo funcionan las terrazas, qué aportación estética hacen
a la ciudad y qué comodidad suponen para el peatón”, explicó,
recordando que las terrazas de la ciudad básicamente han tenido un
diseño muy tradicional, basado en anclajes de estructuras fijas en
las fachadas para toldos y quitavientos, dejando a veces sólo un
pasillo estrecho y oscuro para el peatón y que incluso puede
dificultar el paso para personas en sillas de ruedas o con cochecitos
para bebés.
En
este sentido, avanzó que el plan pretende la liberalización del
sector con unos parámetros fijos. “Queremos mejorar la estética,
la armonía de esta ciudad, buscando el encaje con el mobiliario
urbano y resto de elementos del entorno. Se trata de armonizar las
terrazas para que queden estéticamente bien según cada zona de la
ciudad”, indicó, añadiendo que se fomentará la creatividad de
los establecimientos y que se pretende velar por los derechos de los
viandantes y consumidores, así como dotar a la vía de mayor
seguridad.
Como
todas las calles y espacios públicos no son iguales, Oña destacó
que se va a zonificar la ciudad para los distintos supuestos y se
creará una mesa técnica para planificar las zonas y que en cada
lugar encajen los nuevos modelos de la mejor forma posible.
La
principal novedad es la intención de separar las terrazas de las
fachadas y eliminar las estructuras fijas, incluyendo separadores
diáfanos, que proporcionen luz y la sustitución de los toldos
obsoletos por sombrillas que pueden ser de diversas dimensiones.
Además, se permitirá la instalación de todo tipo de mesas y
sillas, taburetes, sillones tipo chill out o similares, siempre que
los proyectos presentados reciban el visto bueno municipal. Para su
delimitación, también se permitirá la instalación de tarimas de
material ignífugo. En cualquier caso, todos los elementos deberán
ser homologados para su uso, y no se permitirán sillas o materiales
con publicidad externa, aunque sí que puedan llevar el logotipo del
comercio de forma discreta. Además, los comerciantes podrán
proponer distintos tipos de iluminación siempre que sufraguen su
instalación.
Con
respecto a la distribución de las terrazas, habrá distinta
consideración en función de su ubicación, previendo inicialmente
10 zonas diferenciadas: plazas, calles peatonales, calles con aceras
de menos de 2 metros de paso libre pero baja intensidad de
circulación, aceras inferiores a 2 metros de paso libre, aceras de
hasta 4 metros de ancho, aceras de hasta 8 metros de ancho, aceras de
más de 8 metros, paseo marítimo, casco histórico y zonas privadas
de uso público.
“Habrá
unas ordenanzas de elementos comunes y básicos, pero si hay
propuestas más allá de lo visto y estudiado se verá con mucho
gusto porque se liberaliza el sector”, indicó. En cuanto a la
adaptación de los comercios a las nuevas condiciones, ha indicado
que se dará un plazo de 3 años y se establecerán ayudas para
fomentar la progresiva adaptación de los establecimientos. Así, se
prevé dar una ayuda de un 20% del coste de OVP a los comercios que
se adapten en el primer año, una ayuda del 10% a los que se adapten
en el segundo año y en torno a un 30% de ayuda a aquellos comercios
que se vean obligados a adaptar sus terrazas debido a una obra
municipal. En todos los casos, las ayudas se podrán sumar a las
subvenciones del 30% que tienen los comerciantes empadronados en la
ciudad, de forma que podrían acumular una ayuda de hasta el 50, 40 o
60% en cada caso señalado.
“Creemos
que, dadas las circunstancias, es una ayuda al comercio local
importantísima. La ordenanza es para regular, pero queremos ofrecer
una ayuda destacada para incentivar la adaptación voluntaria a la
misma”, declaró Oña, concluyendo que “la ciudad se va a
beneficiar de una mejora muy importante”.
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