domingo, 16 de septiembre de 2012

´La lentitud de la Justicia es el tema pendiente pero la reforma ya está en marcha´

            Manuel Camas Jimena dejará de ser decano del Colegio de Abogados de Málaga a finales de octubre tras seis años al frente de una institución en los que le ha tocado lidiar con importantes retos: la llegada de los macroprocesos, la reconversión tecnológica de los despachos profesionales, la Ley de Acceso, conocida como el MIR de la abogacía, o la crisis económica. Ahora, se dedicará a ser un letrado más en su despacho. Considera que ha cumplido el programa electoral con el que concurrió a las elecciones allá por 2006, aunque se queja, entre otras cosas, de los retrasos en el pago del turno de oficio y de que algunas de sus decisiones no se han comprendido.
¿Qué balance hace de sus seis años al frente del Colegio de Abogados?
               Estamos muy satisfechos. Creemos que hemos hecho el trabajo para el que nos votaron. Hemos acercado el colegio a los colegiados, no porque antes no lo estuviese, sino porque en seis años la sociedad ha cambiado mucho. Hemos fortalecido las líneas esenciales del colegio en materia de formación. Es un trabajo importante y espero que en el futuro haga que la profesión sea aún más sólida. No sólo con el Máster en Abogacía. Tenemos avanzado el camino de forma pionera. También estamos orgullosos de los cursos de experto, por cuyas aulas han pasado más de 700 compañeros. Hay más de 500 títulos entregados, de una calidad importantísima. Y todo eso en el hito del Congreso de la Abogacía, que se va convirtiendo en el gran congreso científico de la abogacía de referencia nacional. Una formación autosuficiente. También hemos acercado el colegio a los colegiados utilizando las nuevas tecnologías. Hoy en día telemáticamente se puede hacer cualquier gestión del Colegio de Abogados, pueden acceder a sus datos colegiales, censales, cuentas, altas, bajas, turno de oficio... El hito es que en estas elecciones se podrá votar de manera telemática. Se ha fortalecido la imagen de la abogacía en Málaga. Hemos trabajado porque tenga un rigor ético. Los colegiados lo saben. Le hemos dado la importancia que eso tiene. Y hemos transmitido a la sociedad que la abogacía está preocupada por su formación, su ética y por los problemas que preocupan a los ciudadanos.
¿Qué decisión de su mandato le gustaría que se recordara?
             La que más incertidumbre nos creó, y que fue además de las primeras que tomamos, fue elegir el modelo de congreso que hoy tenemos. Era una aventura. Es un congreso al que asisten más de 1.000 personas, con ponentes de un nivel excepcional, que vienen de toda Europa, y daba un poco de miedo cuando nos lanzamos a hacerlo, porque es algo que no existe. Es el único modelo de congreso de esta naturaleza en el ámbito jurídico que existe en España y dio cierto temor tomar esta decisión, una decisión que conlleva un coste económico y que se ha convertido en un éxito, es autosuficiente económicamente, un orgullo para la abogacía, y espero que en este recibamos a muchos compañeros de fuera de Málaga.
¿Cuál ha sido su mejor momento al frente del colegio?
               No sabría decirte cuál. Hemos tenido un espíritu de servicio. Unas veces lo habremos hecho mejor y otras peor. He intentado ser fiel a esa idea. Y lo hemos intentado para que la profesión de abogado sea mejor y ayudar así a quienes más dificultades tuviesen dentro del colectivo. Hay cosas pequeñas importantes, porque cuando ves un congreso con cientos de personas, te sientes orgulloso, pero cuando se paga el turno de oficio, también. Hombre sí hay un hito por el que hemos trabajado que es el acceso a la sanidad pública, porque ha coincidido con cuando nos vamos. El acceso de la abogacía a la sanidad pública gratuita era algo que hace seis años resultaba impensable. Y hemos colaborado a que sea una idea trascendente e importante.
Habrá habido momentos malos.
               Es dura la reelección. Nosotros nos presentamos con un programa que tenía contenido como para necesitar cierto tiempo para desarrollarlo. Los mandatos son de tres años. Pero cuando lo sometes a la crítica hay momentos duros, porque el equipo intenta trabajar y cuando ves que muchas cosas, o no se han hecho bien, o no se han entendido, piensas que no has conseguido que ese esfuerzo se comprenda.
¿Qué no se ha entendido bien?
               Hay cosas importantes para el colegio como su imagen pública que no se han entendido porque parece que es personal, pero lo que trasciende es la imagen de la abogacía.
¿Qué le ha sacado de quicio a lo largo de su mandato?
               Sí hay un problema permanente que es la asistencia jurídica gratuita. Se lo he dicho constantemente a la Junta de Andalucía: es un enorme servicio a la sociedad, que pagan todos los andaluces, es un servicio del que podíamos presumir, ya que se presta con un nivel de calidad y sacrificio enorme, por la dificultad del trabajo, porque sólo llegan problemas con un nivel de quejas ínfimo. A veces no hemos sabido transmitir incluso a la administración que lo paga lo importante que es. Hay muchos miles de abogados trabajando en el turno de oficio que abren sus despachos a quien lo necesita, a quien no tiene recursos económicos, y creo que hacemos un trabajo muy importante que no es siempre comprendido.
¿Desde cuándo le debe dinero la Junta al Colegio?
                La crisis nos afecta a todos, y ahora están pagando el último trimestre de 2011. El problema, al margen de la deuda actual, cuyo plan de pago están cumpliendo, es que se sepa el servicio que se presta. A veces no se entiende, y siempre, en cualquier comunidad autónoma, arrastramos problemas de pago. Es un enorme colchón de paz.
¿Le da pena dejar el colegio en un momento tan difícil para la abogacía, en el que se trabaja mucho y se cobra poco?
               Los abogados tienen el mismo problema que el resto de la sociedad. Lo digo insistentemente: a los abogados la crisis nos afecta igual, hay menos contratos y menos conflictos; problemas muy dramáticos que se vuelven mucho más importantes y se vuelven problemas vitales, como cuando se pierde una casa o un trabajo. Hay dificultades de cobro, de crédito. Sufrimos de idéntica manera que el resto de la sociedad. En la mesa de los despachos están los problemas de la gente, y cuando no tienen solución sufrimos, y se vuelven desesperantes.
Hablando de desesperación: ¿la lentitud de la Justicia no perjudica su trabajo? Al final son ustedes los que dan la cara ante el ciudadano...
                  Eso es una asignatura pendiente. Me voy con optimismo, porque en estos seis años he percibido que hay consenso en que hay que cambiar y en cómo hacerlo. Creo que existe un enorme consenso en que la Justicia se debe organizar de otra manera, con los tribunales de instancia; la oficina judicial dividida en pequeños juzgados, en el nivel administrativo, no en el de la decisión, no es sostenible económicamente, se ha quedado obsoleta, y probablemente hemos tardado 50 años en darnos cuenta. Los dos partidos están de acuerdo, también hay consenso entre los profesionales de la justicia. Y estoy convencido de que, a pesar de la crisis, la reforma de la Justicia está en camino, se está haciendo y se precipitará casi de manera inmediata. Al principio tendrá sus fallos, pero ése es el camino.
¿Entiende las críticas a la reducción de partidos judiciales?
                La posición del colegio es que los abogados de cada partido defiendan los intereses que tienen. Pero no hay que perder de vista que lo que de verdad nos interesa es que esto funcione mejor. Cuando hay que notificar un embargo no van a desaparecer las oficinas del territorio, pero es bueno que se vaya concentrando el trabajo en determinadas zonas. La sociedad en su conjunto ha cambiado, los medios de comunicación también, al igual que las nuevas tecnologías. Los tribunales de instancia traerán de la mano un cambio, pero nadie debe de pensar que la organización judicial va a dejar de tener presencia en Torrox o Coín. Muy probablemente hay muchas cosas que se harán por internet y no hará falta que la gente se traslade. Tenemos que transmitir a los ciudadanos que el abogado de Coín es un magnífico abogado y no depende su preparación de que el juzgado esté en la calle de al lado.
¿A qué se dedicará cuando no sea decano?
                 Mi idea es trabajar en mi despacho, devolverle el mucho tiempo dedicado a este pluriempleo. Ahora me toca trabajar en mis asuntos. Mi objetivo es que el despacho ande con la sociedad. Mi futuro es ser abogado.

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